Piso Parlament

El piso se sitúa en un edificio modernista típico de finales del siglo XIX y principios del XX.

Con una planta irregular y tan solo 60 m² disponibles, se buscó integrar dos habitaciones, dos baños y una cocina-salón.

Las vigas metálicas y la bóveda catalana, ocultas tras un falso techo sin valor arquitectónico, habían quedado relegadas, y gran parte de los materiales originales se había perdido con el tiempo. El objetivo principal del proyecto fue recuperar los elementos característicos de este tipo de arquitectónica: las vigas metálicas, la bóveda catalana cerámica y los mosaicos hidráulicos, entre otros.

Para ello, se apostó por materiales naturales y una paleta cromática inspirada en la naturaleza. Cada estancia se definió por una gama de colores propia: el salón-comedor se viste con tonos terrosos; los baños evocan verdes y azules naturales; y las habitaciones mantienen una armonía de matices suaves que recuerdan el verde de las plantas y el azul del mar.

Se restauró la madera original, lijando los pórticos hasta dejarla vista, realzando así su textura y calidez. Dado el reducido tamaño del piso, se optó por un pavimento continuo de microcemento en tonos beige, que unifica los espacios y aporta sensación de amplitud. Sobre este lienzo neutro, se dispusieron alfombras de mosaico hidráulico con diferentes gamas cromáticas, que ayudan a definir y dar carácter a cada estancia.

El mobiliario fue diseñado y fabricado a medida para aprovechar al máximo cada rincón. La solución fue adaptar cada pieza al espacio, creando elementos únicos como sofás trapezoidales y muebles móviles que dialogan con la geometría del lugar.